Resulta que uno se pregunta. ¿Por qué no se consigue la paz?, y muchos responderán rápidamente, porque E.T.A. no deja de matar. Bien, es ineludible que la principal razón o por lo menos la de mayor peso, es la negativa de E.T.A. a dejar las armas y por tanto acabar con la lucha armada, pero con el paso de los años uno ya desconfía hasta de su sombra.
El cúmulo de intereses que hay en Euskal Herria en torno al fin de la lucha armada es tan grande, que si lo relatáramos parecería el prólogo de un libro de ciencia ficción. Dejando a un lado los “yo’s” y los afanes de protagonismo de ciertos lideres políticos, que son capaces de torpedear un proceso de paz, por el simple hecho de no ser ellos los protagonistas, por no ser ellos los que se van a colgar la medalla, trataremos de analizar otro tipo de “tejemanejes”.
Vivimos en una sociedad corrompida, democráticamente hablando, desde su base. Que se persiga la obtención de medallas de cara a la ciudadanía y no el interés de sus ciudadanos y ciudadanas es, cuanto menos, deleznable y reprochable. La clase política vigente, empezando por algunos que ya sólo se dedican a mirar a Europa, después de sufrir aplastantes derrotas en las urnas, está nutrida de miles de tejemanes que traspasan los valores de la ética, la democracia y la separación de poderes.
Al hilo de esto, recuerdo hace unos años, cuando Xabier Arzalluz denunció las relaciones e intereses que tenía el por aquel entonces Ministro del Interior y candidato por el PP a la presidencia de Euskadi, Mayor Oreja, con empresas de seguridad privada. El famoso líder de los nacionalistas vascos, argumentó que esta razón era una de las cuales por las que el Sr. Oreja no quería aumentar la plantilla de la Ertzaintza, con el objetivo de dar cobertura a los amenazados por E.T.A., sino que prefería cubrir esos puestos con empresas de seguridad privada, en las que curiosamente, sus hermanos, Carlos y José Maria, tenían intereses al ser accionistas, apoderados y administradores.
Pongamos un sencillo ejemplo. Si E.T.A. decide acabar con la lucha armada y deja las armas, no habría ninguna amenaza para todas esas personas que hoy por hoy, y por desgracia, tiene que llevar escolta. Todas esas personas que trabajan como escoltas de cargos públicos (hablamos de miles de personas), se irían directamente al paro, y si la inmensa mayoría fuesen de dichas empresas, en las que los hermanos de Mayor Oreja tienen intereses, estas empresas irían a la quiebra. No deseo a nadie el mal ajeno, y menos en sus negocios, pero sería realmente malo para la situación económica de la familia Oreja.
Por otra parte, me niego a creer, que el honesto Sr. Mayor Oreja haya quebrantado la separación de poderes que existe entre lo público y lo privado y haya defendido los intereses de sus familiares en la empresa privada desde sus puestos en la administración pública. ¿Cómo iba a hacer eso el magnifico y magnánimo Sr. Oreja?. Un hombre honesto, con principios, derrochador de su sabiduría y solidario con el pueblo. ¡Jamás!. Me niego a creer que un señor así, sea capaz de hacer eso.
Por esta misma razón, no creo a la ciudadanía cuando dice por la calle: “Si el terrorismo no se acaba, es porque muchos políticos tienen muchos intereses en que esto continúe para seguir chupando del bote”.
Por cierto, para terminar. El Sr. Mayor Oreja, vio ultrajada y dolida su honestidad cuando Xabier Arzalluz denunció estos hechos, procedió a denunciarle y... tribunal tras tribunal no sólo han sido desestimadas todas las denuncias interpuestas por el Sr. Oreja, sino que han sido probados todos los hechos mencionados por Xabier Arzalluz.
Suelen decir... “cuando el río suena, agua lleva”.
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