Los clientes eligen el sexo de los vigilantes que contratan y el arma que portan
R. GARCÍA
Más de 350 agentes de seguridad privada vigilan cada día los intereses de los gijoneses, sobre todo de los empresarios de la ciudad. El secretario de la Federación de Trabajadores de la Seguridad Privada de USO, Luis Alonso, asegura que se trata de «un trabajo duro porque no se nos considera ya agentes de la autoridad, por lo que no podemos ejercer depende qué respuesta con alguien que esté cometiendo un delito». Su último paso es siempre avisar a la Policía para que intervenga. La seguridad privada está presente en las naves industriales, las obras y los edificios públicos. Los clientes eligen el tipo de arma y el sexo de los vigilantes que contratan.
Los agentes trabajan para personas físicas, normalmente como escoltas, una figura muy en uso en el País Vasco y Navarra pero que en Asturias apenas está extendida Una tercera opción es la custodia de los chalés. Los vigilantes privados tenían mucha actividad en este campo hace años. Ahora, con el aumento de las alarmas electrónicas, apenas se contrata a vigilantes. Ya ni siquiera se los llama en grandes urbanizaciones. Pero a pesar de todo siguen ofertando el servicio. Los clientes, en este caso, pueden elegir el arma del vigilante, que puede llegar a portar como máximo un revólver del calibre 38.
Los últimos cambios han llegado de mano de la incorporación de la mujer en este sector. Las vigilantes pisan fuerte y se ganan su puesto cada día, aunque a día de hoy, en palabras del secretario de la Federación, Luis Alonso, «muchos empresarios quieren un hombre para vigilar sus naves industriales y hay que hacer lo que el que paga demande».
En este momento de cambio de ciclo económico el sector afronta, además, nuevos retos. Para Alonso, es fundamental posicionar al vigilante en el esquema de la seguridad: «Tenemos que recuperar nuestra posición como agentes de la autoridad». Para Alonso, esta reivindicación, que han puesto sobre la mesa del ministro del Interior, es «fundamental». «No podemos defendernos si no nos toman en serio», sostiene.
Pero, ¿cómo se forma un vigilante de seguridad privada y qué requisitos tiene que cumplir? Además de la buena forma física, el aspirante a un puesto de vigilancia en la empresa privada tiene que efectuar un cursillo de 300 horas de duración en una academia de las tres que ofrecen estos cursillos en Asturias. Una vez completados los cursos de formación, llega el momento del examen de acceso, que se realiza en Santander, y luego puede ser seleccionado para trabajar en una empresa.
http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009071300_35_781386__Gijon-Seguridad-privada-carta