PROBLEMÁTICA DE CONSERVACIÓN DE LOS PECES FLUVIALES.
Es muy importante que los futuros pescadores conozcan cuáles son los principales problemas que hoy día sufre la pesca en Andalucía. Se trata, en algunos casos, de cuestiones para cuya solución y mejora puede colaborar el colectivo de pescadores (introducción de especies, exceso de presión pesquera, furtivismo, sueltas descontroladas, ...) y en otros casos, pueden, como ciudadanos, pedir su solución (contaminación, gestión inadecuada de la pesca y desconocimiento de la situación real de los ríos, ...).
Contaminación.
La contaminación es, hoy por hoy, uno de los principales problemas que afecta no sólo a la pesca, sino también a la conservación de los ecosistemas acuáticos, puesto que con frecuencia, supone la desaparición de ellos.
Los contaminantes más usuales que se vierten a los cauces y en función de su procedencia, podemos agruparlos en:
· Minería e industria:
· Sólidos en suspensión y sedimentos.
· Grasas.
· Calor.
· Sustancias cáusticas.
· Radiactividad.
· Materia orgánica (alpechín...).
· Metales pesados (Mercurio, Plomo, Cadmio,...).
· Ganadería intensiva:
· Materia orgánica (purines).
· Agricultura:
· Fitosanitarios.
· Fertilizantes.
· Ciudades:
· Sólidos en suspensión.
· Materia orgánica.
· Residuos químicos domésticos (detergentes, lejías, ...)
El resultado de todos estos vertidos es la alteración de las propiedades físico-químicas del agua, que traen consigo la desaparición de todas aquellas especies incapaces de soportar las nuevas condiciones. Estos efectos podemos agruparlos de la siguiente manera:
· Sustancias tóxicas para los seres vivos, como es el caso de la radiactividad, los metales pesados, fitosanitarios, que producen la muerte de forma directa.
· Sustancias que alteran el pH del medio, como los residuos de las empresas de curtido de pieles y de aceitunas.
· Sustancias que deterioran las condiciones del medio, como los vertidos de agua caliente de las centrales térmicas, que suponen incrementos de la temperatura del agua de hasta 10º C y que lleva aparejados disminuciones drásticas de los niveles de oxígeno disuelto, los vertidos de grasas que forman una película sobre la superficie del agua, impidiendo la oxigenación de la misma y el paso de la luz, así como los vertidos de sedimentos y sólidos en suspensión no orgánicos, que tapizan los lechos, impidiendo la proliferación de plantas acuáticas y que producen erosiones en la piel y branquias de los peces, debilitándolos frente a enfermedades.
· Sustancias que siendo nutrientes contaminan el medio, al producirse vertidos en grandes concentraciones, suponen una eutrofización del medio, provocando desequilibrios en la red trófica, con proliferaciones masivas de fitoplancton y algas, que a la larga llegan a traer como consecuencia mortandades masivas de peces.
Todos estos contaminantes ocasionan en el medio un descenso brusco de la diversidad de la flora y fauna presente en los ecosistemas acuáticos.
Obras hidráulicas.
España es uno de los países del mundo que más cantidad de embalses y tramos fluviales con los caudales regulados posee.
Un efecto que provocan las obras hidráulicas es la desaparición, en el tramo inundado, del ecosistema de aguas corrientes y la creación de un nuevo ecosistema de aguas estancadas, en el que tanto las características físico-químicas como la flora y fauna pueden ser muy diferentes a las existentes anteriormente. El estancamiento del agua puede ocasionar el acumulo de materia orgánica proveniente de las aguas residuales de poblaciones cercanas, originando lo que se denomina eutrofización de las aguas, lo que junto con la acumulación de otros compuestos contaminantes, puede modificar las condiciones de vida para las especies de peces presentes en el embalse. Por otro lado, los niveles de oxígeno disuelto y las temperaturas que se alcancen en el agua van a variar respecto a las que había en el tramo de río.
Los efectos sobre los tramos aguas abajo de los embalses vienen definidos por las variaciones de caudal que se producen. Los ríos con el caudal no regulado poseen una estacionalidad muy definida en las variaciones de caudal, ya sean de régimen pluvial (los máximos de caudal se producen durante las épocas de lluvia), nival (los máximos se producen durante el deshielo, en abril, mayo y junio) o pluvionival (los máximos se producen durante el deshielo y en parte durante la época de lluvias) y a la que fauna y flora se encuentran adaptados. Los organismos regulan sus periodos reproductores de forma que no se vean afectados por los periodos de máximos caudales (periodos de puesta) o coincidan con ellos (periodos de migración río arriba, en algunos casos). Si esta estacionalidad se altera de forma casi diaria, los trastornos son de gran magnitud.
Las consecuencias más graves de los incrementos de caudal son los arrastres forzados de la fauna por las avenidas incontroladas de agua y en los casos opuestos, el aislamiento de la misma en zonas marginales del cauce al descender bruscamente el caudal y su muerte por asfixia, junto a la destrucción de las zonas de freza al ser arrasadas las playas de grava o al quedar al aire las puestas (en grava, vegetación sumergida, etc.). De hecho, al no existir una relación entre caudal y época del año, régimen de lluvias o cualquier otro factor abiótico que indique a las distintas especies las variaciones de caudal y que esté relacionado con sus periodos de reproducción, las poblaciones sufren continuas agresiones.
Además de todo esto se interrumpen los cauces y las especies migradoras se encuentran con barreras que en la mayoría de los casos son infranqueables. Las escalas para peces y otras obras palían en parte este problema.
Introducción de especies y variedades alóctonas.
En España, se han producido introducciones de especies alóctonas en los cursos de agua, de forma más o menos continuada, desde el siglo XVII y los motivos que las han motivado son de los más variado, desde colonización de cursos de agua contaminados en los que las especies autóctonas no pueden sobrevivir, fomento de la pesca deportiva en sus diversas variantes (pesca en sí, alimento de las especies depredadoras, cebo, ...), hasta producción industrial, lucha contra insectos (mosquitos sobre todo) e incluso suelta de especies de acuario.
El resultado son las 24 especies de las que se tiene constancia que podemos encontrar en los cursos de agua de España y que proceden de fuera de nuestras fronteras (black-bass, lucio, trucha arco iris,...).
Si echamos un vistazo a los motivos por los que se han realizado las introducciones de especies, observamos que la inmensa mayoría han sido por motivos relacionados con la pesca deportiva, bien como piezas de pesca o como cebo o alimento para ellas.
Pero el denominador común de todas las introducciones que se han llevado a cabo en España es que se han realizado sin el más elemental estudio científico del efecto que sobre el ecosistema o al menos algunas especies sensibles a la alteración de su hábitat, podría producir la introducción, por lo que el efecto normalmente ha sido bastante desfavorable.
La idea de favorecer al colectivo de pescadores introduciendo especies alóctonas en ecosistemas alterados como es el caso de los embalses, en los que como hemos visto, las especies que poblaban el río no siempre van a poder sobrevivir al nuevo entorno y siempre que se haga con un estudio científico previo, no tiene por qué ser mala.
Los principales problemas que desencadena la introducción de especies alóctonas pueden resumirse en los siguientes:
· Competencia por el hábitat con la especie autóctona.
· Desequilibrio del ecosistema.
· Transmisión de enfermedades.
Sequía.
El clima Mediterráneo se ha venido caracterizando en los últimos decenios por tener periodos de sequía prolongados. Estos periodos suponen graves perjuicios tanto para las poblaciones de los ríos como las de los embalses.
El descenso en los caudales dificulta las migraciones para reproducción, aísla a los individuos en pozas, al tiempo que supone incrementos de temperatura del agua y disminución del oxígeno disuelto y favorece la proliferación de algas y fitoplancton. Las puestas realizadas sobre grava pueden quedar al aire, perdiéndose y los alevines que llegan a eclosionar, pueden ver reducidas drásticamente sus posibilidades de supervivencia. Las comunidades de Macroinvertebrados acuáticos ven reducida la superficie de río habitable y al disminuir la corriente de agua, y sobre todo, la calidad fisico-química de la misma, ven muy dificultada su supervivencia. Al mismo tiempo, la acción de los pescadores resulta más perjudicial que en épocas de caudal normal, ya que las posibilidades de refugio disminuyen y todo el cauce es accesible para los pescadores.
En el caso de los embalses, a veces las consecuencias son mucho más severas que en loso ríos. El descenso prolongado de los niveles de agua embalsada provoca, en muchos casos, la pérdida de las puestas de los peces realizadas sobre vegetación acuática que queda al aire y el reducido volumen de agua en verano junto a los altos niveles de eutrofización, provoca situaciones de anoxia que suelen desembocar en grandes mortandades de peces.
Exceso de presión pesquera.
Las zonas más amenazadas son los ríos de alta montaña, ya que el reducido caudal que circula por ellos no favorece la protección de las especies y los efectos de la contaminación y las obras hidráulicas son más drásticos.
En los embalses el efecto es menor, sobre todo debido al gran tamaño de los mismos, aunque hay algunos que contienen especies como el lucio o el black-bass, que están siendo sometido a verdaderas campañas intensivas de pesca y en los que no se contemplan periodos de veda para recuperar las poblaciones. En un plazo no muy extenso de tiempo, podríamos estar hablando de situaciones similares a las de los ríos trucheros.
Pero no sólo es perjudicial el excesivo número de pescadores que accede a los cursos de agua, si no que es peor aún la actitud de algunos de ellos, no respetando los cupos, las tallas mínimas y no digamos ya, los periodos de veda de algunas especies.
Furtivismo.
Se entiende por pesca furtiva aquella que se realiza en cursos de agua en los que está prohibida la pesca o en época no autorizada o utilizando artes o modalidades no permitidas.
Cualquiera de las acepciones del término pesca furtiva resulta terriblemente dañino para las especies acuícolas de los cursos de agua españoles. Cuando un tramo de río se veda, normalmente responde a un criterio de recuperación de la población y si se realizan extracciones de ejemplares, esa recuperación puede verse seriamente dificultada. En el caso de la pesca furtiva durante la época de veda, el daño es, si cabe, aún mayor, ya que no solo retiramos individuos de la población actual, si no que estamos eliminando la posibilidad de reproducción. Por último, utilizar artes o modalidades de pesca prohibidas tiene un gran impacto ya que suelen ser métodos de captura masiva o cebos especialmente efectivos que reducen las posibilidades de escape de los ejemplares.
Gestión inadecuada de la pesca y desconocimiento de la situación actual de las masas de agua.
En la actualidad, los medios materiales y humanos con que cuenta la Consejería de Medio Ambiente son a todas luces insuficientes para una adecuada gestión de los recursos piscícolas de la Comunidad Autónoma. Son muchos los cotos, tramos libres y los pescadores que diariamente pescan en los cursos de agua de Andalucía y muchas las actuaciones que precisa la gestión de la pesca.
El caso de la Guardería resulta especialmente relevante, ya que en ocasiones un mismo guarda tiene a su cargo el control de varios ríos, además de sus demás responsabilidades como guarda forestal. Resulta imposible controlar el número de pescadores que accede a un coto de varios Km de longitud cuando se ha de estar en varios sitios a la vez, a pesar de la buena voluntad que en el desempeño de su función ponen.
Otro problema que afecta a la gestión de la pesca en Andalucía y que es extensible al resto de España es el desconocimiento que hay de la situación de los distintos cursos de agua, de las poblaciones, etc. y la ausencia de planes de gestión de cursos de agua (Planes Técnicos de Pesca). Hasta ahora y salvo pocas, pero cada vez más frecuentes ocasiones, la gestión de los ríos se reducía a efectuar sueltas de peces en los cotos pocas fechas antes de iniciarse la temporada, de nulo efecto en la recuperación de las poblaciones, ya que son pescados el 95 % de los ejemplares liberados.
Texto extraido del " CURSO MANUAL DE PESCA EN ANDALUCÍA.TARJETA DE IDENTIFICACION DEL PESCADOR "