Se quejaba de un fuerte dolor en el tobillo derecho. En la enfermería de la cárcel le diagnosticaron un posible esguince y se le derivó al servicio de traumatología. La Guardia Civil preparó su traslado junto a un grupo de reclusos que debían ser tratados por especialistas. Fue entonces cuando descubrieron que la cojera del preso cubano era fingida. Fue una treta para fugarse.
La huida se produjo ayer nada más llegar al Centro de Alta Resolución de Especialidades (CARE) de Barbarela. La comitiva de la Benemérita encargada del traslado de reclusos entró en el recinto a las 8.40 horas. Un coche y una furgoneta iban abriendo paso al autobús que el Instituto Armado utiliza para estas conducciones. En él viajaba el cubano Y. J. M. R. junto a otros cinco internos de la prisión de Alhaurín de la Torre que iban a ser atendidos por un especialista.
Una vez dentro, la vigilante de seguridad del centro sanitario cerró la verja metálica que da acceso al recinto. Uno de los guardias civiles entró en el CARE para intentar coordinar todas las pruebas a las que debía someterse el preso cubano, que se quejaba de un fuerte dolor en el tobillo. El agente salió minutos después e informó a sus compañeros de que el recluso iba a ser el primero en ser atendido. Le iban a hacer una radiografía, y acto seguido lo vería un traumatólogo.
Estratagema
Uno de los guardias subió al autobús para avisarlo y le abrió la puerta de su cabina para que saliera. El interno recorrió el pasillo del vehículo y bajó las escaleras haciendo ostensibles gestos de cojera, según los testimonios de testigos recabados por SUR.
La estratagema le salió tan bien que consiguió engañar a los guardias. Cuando puso los dos pies en tierra firme, el cubano le lanzó los grilletes a la cara de uno de los agentes -no ha trascendido cómo logró quitárselos-, y echó a correr a gran velocidad. «Era increíble, parecía un auténtico atleta», comentó un testigo que lo vio escapar.
El hombre salió del patio de Barbarela por una pequeña puerta, situada junto a la verja metálica, que permanecía abierta para dejar entrar al personal de las ambulancias. Media docena de guardias civiles y la vigilante de seguridad del CARE emprendieron la persecución del recluso.
Rodeó el edificio
Y. J. M. R. rodeó literalmente el edificio de Barbarela. Corrió en dirección a la comisaría, pasando junto a la puerta principal, dobló por la calle Fernández Fermina, en la barriada de García Grana, bajó por Virgen del Pilar y regresó a la avenida Juan XXIII. Allí, al ver que había dado esquinazo a sus perseguidores, dejó de correr y se puso a andar tranquilamente. Caminó en dirección a la barriada de Santa Julia y se esfumó entre la gente, según un testigo.
La Guardia Civil se ha volcado en la búsqueda del fugitivo, que se encontraba en prisión desde hace unos meses acusado de maltratar a su ex pareja en Marbella. Fuentes cercanas al caso indicaron que el recluso fue detenido por la Policía Local a principios de verano por agredir y amenazar a su ex novia, también extranjera.
http://www.diariosur.es/20091030/malaga/preso-hace-cojo-fuga-20091030.html