Visita a una voladuraAccidentes de tráfico, alcohol y drogas se suman a los avisos que se producen día tras día
Son las ocho de la mañana de un caluroso día de junio y acompaño en su vehículo oficial al cabo 1º Gregorio Valera y el guardia civil Venancio Martínez, de la Intervención de Armas de Albacete especializados en explosivos. Nos dirigimos a la cantera de La Cabrera, donde la empresa Trialsa va a realizar una voladura importante de caliza, que utilizarán para obtener arenas y gravillas para la producción de hormigón.
Para realizar esta voladura, la empresa ha obtenido un permiso de consumidor de explosivos habitual en la provincia (también podría ser nacional o eventual), que cuenta con el visto bueno de Industria y la Intervención de Armas y un permiso en el que se explica la cantidad de explosivo concreta que se va a utilizar. Por su parte la Guardia Civil ha hecho un estudio para establecer las medidas de seguridad.
Con todos estos permisos, un camión ha salido hace más de media hora de la única fábrica de explosivos existente en la provincia, cuya ubicación no puede ser desvelada «por razones de seguridad», unas palabras que escucharé en muchas ocasiones a lo largo de la mañana.
El recorrido
Con esta documentación, el interventor de armas de la zona en la que se encuentra el polvorín, elabora la denominada guía de circulación de explosivos, para que la Guardia Civil pueda tener controlado el pedido en todo momento. Además se avisa de la hora exacta de la salida del camión. Antes de que el vehículo abandone la fábrica una pareja de agentes del puesto de la zona controla la salida y verifica la documentación.
Aunque en este caso la Benemérita acompaña al vehículo hasta su llegada a la cantera, no siempre se hace. A veces simplemente lo acompañan parte del trayecto, pues los vigilantes tienen comunicación directa con la Guardia Civil (cuyos agentes de toda la provincia conocen el traslado) y pueden informar de cualquier incidencia. Unos vigilantes cuya documentación ha sido controlada a la salida de la fábrica. En cualquier caso, siempre hay Guardia Civil a la llegada del pedido.
Llegamos a la cantera La Cabrera, donde las continuas voladuras han dejado un gran cañón que parte la explotación en dos. El camión con los explosivos ha llegado acompañado de la Guardia Civil y custodiado por el conductor y un vigilante, ambos con una formación específica en explosivos y en su vigilancia, que les autoriza a ir armados.
«Mi labor es conducir y proteger el material -explica el conductor y vigilante, Juan Miguel Tercero-, compartimos las labores de descarga, pero ante todo lo que hacemos es proteger el material. Por razones de seguridad, no puedo hablar más de nuestra forma de actuar».
Valera y su compañero comienzan a controlar el consumo. «Miramos el explosivo que se va a consumir, el número de lote, la documentación correspondiente. La cantidad de explosivos que viene en el camión, debe ser la misma que pone la guía de circulación. Además la carga explosiva debe ir siempre separada de los detonadores». En éste caso, va en un remolque a parte.
También se comprueba que en el lugar se encuentra el director facultativo de la obra (un ingeniero de minas) y el artillero y que el resto del personal que se está allí es el que se ha comunicado previamente a la Intervención de Armas y al que se le dado autorización, tras comprobar sus antecedentes policiales.
El camión, que ya fue comprobado antes de salir, también tiene la documentación en regla, como el pedido de suministro, guía de circulación, la adenda (el añadido de documentación para cada transporte específico), carta de porte, permiso de circulación del vehículo, ITV, seguro, tarjeta de transporte. Además también lleva las marcas y paneles de mercancía peligrosa que sólo se ponen en el momento en el que transportan los explosivos; una rejilla metálica en el interior del tubo de escape para quitar chispas; una protección en el depósito de gasoil, por si recibe un golpe que el tanque no reviente y con ello la carga y por último lleva un número en la parte de arriba del techo para la vigilancia aérea (por ejemplo EXP-314) y un teléfono para incidencias.
El camión es abierto por una vigilante, lleva miles de kilos de explosivo, principalmente nitrato amónico o anfo y Goma 2, ya que hoy se van a volar 60.000 toneladas de material. El director facultativo de la cantera sigue el trabajo atentamente, ya que es el máximo responsable. Es el que diseña los proyectos y los enseña a la Junta para que los aprueben. «Yo soy el responsable de que todo se cumpla como está en el informe, con todas las medidas de seguridad».
Los operarios están terminando de colocar las cargas explosivas y los detonadores, se acerca el momento de la voladura, por lo que, en este caso, no puede haber nadie a un radio menor de 500 metros y todos los accesos deben ser cortados en un radio de un kilómetro, por ello debo de abandonar la zona, según me explica el director facultativo «por razones de seguridad».
http://www.laverdad.es/albacete/v/20100613/albacete/visita-voladura-20100613.html