633 euros para llegar a fin de mes
Más de 237.000 españoles malviven con el salario mínimo, que apenas asciende al 40% del sueldo medio.
Lo ideal sería llegar al 60%, según la UE
17.01.10 - 00:20 -
ISABEL URRUTIA
Es la línea roja del mercado laboral. Cualquier empleador que la traspase, cae de cabeza en la ilegalidad. El salario mínimo interprofesional (SMI) se establece por ley y debería garantizar un bienestar básico. Es la teoría. Según los últimos datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2007 había unos 237.000 españoles que percibían esta remuneración. Con el reciente incremento del 1,5% (equivalente a 9 euros) decretado por el Gobierno, el SMI se sitúa en 633,30 euros mensuales distribuidos en 14 pagas. Todo apunta a que la vieja promesa electoral de Zapatero -situarlo en 800 euros para 2012- se quedará en agua de borrajas. No hay más que hacer cuentas. ¿Ya podrán aumentar para 2011 un 13%? ¿Y otro tanto en 2012? Sin esos arreones, no habrá forma humana de cuadrar las cifras y alcanzar ese ideal.
Tiempo al tiempo. Ya se verá. «Por ahora, lo único claro es que se debería haber congelado el SMI. Con la actual coyuntura, la prioridad es crear puestos de empleo y no subir el salario mínimo. ¡Hay que poner las menos trabas a la contratación!», recalca José Ramón Pin, profesor en la IESE Business School de la Universidad de Navarra. Otros, en cambio, piensan que se podía haber aumentado entre el 4% y 6% sin pedir perdón a nadie. «Esa es mi opinión. Pero, ojo, ya le advierto que la política económica implica siempre un juicio de valor. ¿Que cuál es el mío? Pues que debería promover el bienestar social de todos; es decir, reducir el sufrimiento de los que menos tienen», argumenta Francisco Villota, profesor de Economía en la Universidad Complutense de Madrid.
Los secretarios confederales de CC OO y UGT, Toni Ferrer y Ramón Górriz, le dan la razón y elevan aún más el listón. Reivindican un alza del 8% y, además, lamentan la nula coordinación que hay entre las subidas de las pensiones mínimas (entre un 2% y un 5,5%) y el SMI. Han retomado la idea, una vez más, de que «las personas activas y los jubilados no deben tratarse como departamentos estancos». Abogan por la defensa de un concepto amplio de rentas mínimas, máxime cuando «el 44,92% de las pensiones son iguales o inferiores a 600 euros», señalan fuentes de UGT. La mayoría corresponde a mujeres: el 64, 6% (2.267.050) de un total de 3.509.248. Lo mismo sucede con el SMI, aunque la diferencia no es tan acusada: según los datos del INE, el 2,33% de las asalariadas cobra esa cantidad, frente al 1,56% de los hombres.
Alguien que ha estudiado en profundidad la disparidad entre sexos en el mercado laboral es Nuria Chinchilla, directora del Centro Internacional Trabajo y Familia del IESE Business School. «Mira, en última instancia, las mujeres suelen tener menos capacidad para negociar; los hombres son más combativos y ellas, en cambio, agradecen lo que se les da... No se valora su trabajo como la principal fuente de ingresos, sino como un complemento en la economía doméstica. A estas alturas, creo que si no cambian las mentalidades, esto seguirá así», razona la experta.
Los jóvenes e inmigrantes también abundan en el colectivo que cobra el SMI. ¿Qué tienen en común todos ellos, mujeres, principiantes y extranjeros? Muy sencillo: habitualmente trabajan en el sector servicios, ya sea en limpieza, peluquería, seguridad... sin el amparo de un convenio colectivo. Por regla general, son tareas de baja cualificación que, a base de horas extras, gratificaciones o pluses acordados con la empresa, pueden retribuirse con cantidades bastante superiores al SMI. «Incluso el doble», apunta Manuel Rodríguez de Trigo, delegado de UGT en la firma Eulen Seguridad con sede en Zamora. Allí hay personal en esas condiciones y los hay que nunca han cobrado un SMI raspado. Conclusión: a veces lo determinante es la falta de un convenio colectivo y no una formación profesional deficiente.
Calculadora en manoMamen Pérez se tenía que conformar con menos de 600 euros. «Era celadora en una empresa. Tenía una jornada de ocho horas por la mañana, y sólo de vez en cuando hacía horas extras por las tardes. Así que, nada, mis ingresos se quedaban en muy poco. Nunca más de 700», detalla la joven zamorana, de 31 años.
Sus gastos se limitaban a la luz, gas, agua, gasolina (poca) y algo para entretener el estómago por la mañana y la noche. «Leche, galletas, embutidos, pechugas... No pasaba de eso». Ahora está contratada como vigilante en el Consejo Consultivo de Castilla y León, gana más de 1.000 euros, vive en pareja y paga 260 euros por la vivienda familiar. «Decidí comprarle a mi hermana su parte», explica satisfecha. No tenía muchas más alternativas: su novio está en paro y a ella se le acaba el contrato de sustitución en mayo.
Aguantando el tipo. La joven zamorana, de 31 años, vivía con menos de 700 euros al mes. Hoy por hoy, le toca hacer las compras con la calculadora en la mano. Buena opción. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), si te esmeras en seleccionar el contenido de la cesta de la compra semanal en una ciudad como Madrid, el precio sale entre 12,6 y 25,94 euros por persona. Eso incluye ocho productos: pan, yogures, un paquete de salchichas, fruta, pescado azul, aceite de oliva, productos de limpieza y puré de patatas. En Zamora, la misma cesta oscila entre los 13,47 y 16,81 euros. Y en Jaén, fluctúa entre 13,19 y 22,17 euros. «En la actualidad, todos estos cálculos se tienen muy en cuenta. Se ha revalorizado muchísimo el ahorro. No se asocia para nada a la tacañería. Ya nadie te llama 'catalán' si optas por lo más barato», se ríe Albert Vinyals, profesor de Psicología Social del Consumo en la Universidad Autónoma de Barcelona.
El 80% de las compras de alimentación corren a cargo de las mujeres; normal que hayan sido las primeras en adaptarse a los nuevos tiempos sin ningún complejo. «Sí, sí, hija. Yo he sido siempre muy austera y más ahora, que tengo una pensión de 546 euros. Entre mi marido y yo, no llegamos ni a mil. Pero, bueno, salimos adelante. Él se encarga de apagar las luces para economizar y yo, que he sido cocinera, me las arreglo muy bien entre pucheros», confiesa Enriqueta Díaz-Guerra, desde su casa de Rozas de Puerto Real, un pueblecito a 90 kilómetros de Madrid. Entre las especialidades culinarias de Enriqueta, destacan los cocidos «sin grasa». A bote pronto, aquello parece coser y cantar: «Primero haces una pelota de pan y jamón york. Luego, le añades harina, pan rallado y huevo. Y por último, la hierves con el cocido, o sea, con los garbanzos y un poquito de verdura». Listo para hincarle el diente. Las recetas de antaño cobran actualidad, sobre todo con vistas a este año: la práctica totalidad de los productos -exceptuando los de primera necesidad, como el pan- valdrán más como consecuencia de la subida de dos puntos del tipo general del IVA, que pasará del 16% al 18%. Eso sí, el Gobierno ha decidido retrasar esa medida hasta julio, con la esperanza de que para entonces haya crecido el consumo. La cuenta atrás ha empezado...
Sea como fuere, nadie espera milagros en los hogares donde los ingresos no superan el SMI. ¿Cómo se van a permitir incrementar sus gastos? Ese dinero no supone más que el 40,5% del sueldo medio neto (1.776, 25 euros), mientras que en 2007 alcanzaba el 41%. Muy lejos del objetivo marcado por la Carta Social Europea donde se determina que lo más equitativo es llegar al 60%. Ningún país del Viejo Continente lo ha conseguido. ¿Tarea imposible? Hagamos memoria: «En 1947 el SMI representaba el 65% del salario medio en.... ¡EE UU!», apunta el economista Francisco Villota. Ahora es de apenas el 30% en la patria del Tío Sam. Las prioridades han cambiado en todo el mundo.
SALARIO MÍNIMODe 100 a 350 euros. Bulgaria, Rumanía, Letonia, Lituania, Eslovaquia, Estonia, Hungría, República Checa y Polonia.
De 500 a 700 euros. Portugal, Eslovenia, Malta, Grecia y España.
1.150 euros o más. Reino Unido, Francia, Bélgica, Holanda Irlanda y Luxemburgo.
El caso de Alemania. Los convenios colectivos marcan en cada empresa la remuneración. Hace poco, no obstante, el presidente de la Federación Alemana de Sindicatos, Michael Sommer, exigió al Gobierno un salario mínimo garantizado.
ESPAÑA1,8%Es el porcentaje de los trabajadores a jornada completa que cobran en España el salario mínimo interprofesional (633,30 euros). Esto se traduce en unas 237.000 personas. El 2,33% son mujeres y el 1,56% varones.
45%Es la proporción de pensiones iguales o inferiores a 600 euros. Son 2.267.050 mujeres y 1.242.198 varones.
http://www.eldiariomontanes.es/20100117/sociedad/destacados/euros-para-llegar-20100117.html[table]