Lunes, 22-09-08
D. MARTÍNEZ/P. MUÑOZ
MADRID. ETA quiso provocar una matanza y para ello «acumuló todas sus fuerzas» en dos coches bomba que, cargados con casi 200 kilos de explosivos, tuvieron en la madrugada de ayer por objetivos la Comisaría de la Ertzaintza de Ondárroa (Vizcaya) y la sede central de Caja Vital de Vitoria. No hubo muertos, pero sí heridos y grandes daños materiales.
En medios de la lucha antiterrorista no se alberga duda alguna de que la dirección etarra ha ordenado a sus «aparatos» y «comandos» redoblar los «esfuerzos» para desplegar una campaña de atentados y demostrar, de esta forma, que se encuentra en una situación de fuerza, pese a los recientes golpes sufridos por su «frente militar» -desarticulación de parte del «complejo Vizcaya»- y «político» -sentencia contra Gestoras pro Amnistía y la ilegalización del PCTV y ANV-. Además, la banda necesita «sacar músculo» ante sus presos para cerrar las fisuras abiertas por viejos cabecillas que critican a la actual dirección por la ruptura de la tregua. Con estos atentados, la banda aclara a los «rebelbes» que, por ahora, el único camino es el de «lucha armada».
En efecto, la banda ha lanzado en tan sólo una semana una ofensiva contra sus «tradicionales» objetivos: Fuerzas de Seguridad -atentado contra la Comisaría de la Ertzaintza y la bomba lapa contra un policía en Bilbao-; empresarios -ataque a la sede de la Caja Vital-, y políticos -posible secuestro fallido de un concejal en Alcobendas (Madrid).
Prueba del empeño de ETA por demostrar que tiene a su maquinaria asesina perfectamente engrasada y con capacidad, por tanto, de causar gran daño, es el hecho de que desde junio de 2002 no hacía estallar dos coches bomba en el intervalo de pocas horas. El dirigido contra la Comisaría de Ondárroa estalló a las cuatro y media de la madrugada. Los criminales «querían -así lo afirmó el consejo vasco de Interior, Javier Balza- una masacre en la que perdieran la vida el mayor número de agentes posible». Y los etarras pusieron todos los medios para alcanzar este objetivo. En primer lugar, no avisaron de la existencia del coche bomba, que colocaron de forma «estratégica» para que provocara el mayor cifra de víctimas -once personas resultaron heridas-. Así, cruzaron el vehículo, un Peugeot 307 familiar, en la calzada junto a un muro cerca de la puerta principal de la Comisaría. Para amplificar el efecto de la carga, orientaron el maletero -donde estaba colocada la bomba con unos cien kilos de explosivos- hacia las dependencias policiales.
Pero aquí no termina el salvaje plan diseñado por los criminales. Por si fuera poco, tendieron una trampa a los agentes de la Comisaría. Consistió en el lanzamiento de dos cócteles molotov momentos antes de que se produjera la gran explosión. Con los artefactos incendiarios, los criminales pretendían que los ertzainas salieran de la dependencia policial y «pillarlos» en la calle en el instante en en que estallaban los casi cien kilos de explosivos preparados en el maletero. Pero los agentes no cayeron en el «cebo», y como marca el protocolo de seguridad, en lugar de salir de la Comisaría por la puerta principal -enfrente estaba la máquina asesina-, lo hicieron por las laterales. Gracias a ello salvaron la vida. La misma suerte tuvieron los cuatro ocupantes de un vehículo que, al ver al Peugeot 307 hacer una maniobra extraña, intuyeron de que se trataba de un atentado etarra y dieron marcha atrás para abandonar rápidamente la zona.
Cristales como cuchillos
La explosión fue tan potente que el vehículo utilizado por los criminales se levantó del suelo varios metros y parte de sus restos -los más grandes- cayeron a la ría Artibai. Convertidos ya en un amasijo de hierros, fueron recuperados horas después por buzos de la Ertzaintza. La onda expansiva alcanzó a las casas próximas a la Comisaría, entre ellas una guardería, y algunos vecinos vieron cómo trozos de cristales de más de veinte centímetros se clavaban como cuchillos en los colchones sobre los que dormían. De los once personas heridas, únicamente dos tienen pronóstico reservado. Un ertzaina está ingresado en el hospital Galdácano con una fractura en una mano, rotura de tímpano y contusiones, y una joven de 15 años en el hospital de Cruces con fractura cráneo-encefálica y parietal.
Sobre los autores del atentados, la Ertzaintza ya tiene alguna pista. Sus movimientos han quedado recogidos por las cámaras de seguridad de la Comisaría. En ellas se ve cómo cruzan el coche bomba en la calzada, abren el maletero y lanzan los cócteles molotov mientras se dan a la fuga. Esto ha llevado al consejero vasco de Interior a decir que pronto se «abrirán líneas de investigación».
Javier Balza también destacó que el «modus operandi» utilizado por los etarras en este salvaje atentado, aunque tiene algunos «elementos novedosos» -el lanzamiento de los cócteles molotov como «cebo»-, guarda varias similitudes con el perpetrado contra la casa cuartel de Legutiano, en el que fue asesinado el guardia civil Juan Manuel Piñuel.
Horas antes del atentado en Ondárroa estalló el coche bomba -cargado con 82 kilos de explosivo- colocado contra la sede central de la Caja Vital, en el barrio vitoriano de Salburúa. El vehículo, un Renault Clio, fue estacionado por los terroristas delante de la entrada principal. En esta ocasión sí hubo llamada previa avisando de su colocación, lo que permitió desalojar a los vigilantes del edificio, que se encuentra en una zona en la que no hay viviendas. La llamada se realizó desde una cabina pública de Galdácano, localidad vizcaína situada a unos 70 kilómetros de Vitoria y a 50 de Ondárroa.
La existencia de un pequeño muro que rodeaba el inmueble hizo que el efecto de la bomba fuera un poco menor, aunque sufrió numerosos daños en las ventanas y en la fachada, pero no está afectada la estructura ni la central del sistema informático. Las grabaciones de las cámaras también están siendo examinadas.
Las Fuerzas de Seguridad creen que ETA tiene una bajera en la zona de Galdácano en la que prepara las bombas.
http://www.abc.es/20080922/nacional-terrorismo/recrudece-ofensiva-intenta-matanza-20080922.html