Los guardias del polígono de las Atalayas están en libertad con cargos y comparecerán ante el juez por un delito de homicidio

N. IGLESIAS El Ministerio Fiscal ha solicitado once años de cárcel para cada uno de los dos vigilantes de seguridad acusados de matar con arma de fuego a un ladrón en el polígono de Las Atalayas. Los dos jóvenes, que se encuentran en libertad con cargos, tendrán que sentarse en el banquillo de los acusados por un delito de homicidio. La Fiscalía pide, asimismo, una pena de tres años de prisión para el hermano del fallecido por su presunta participación en los hechos, al considerarle autor de un delito de robo con violencia. El juez decretó el encarcelamiento del joven tras producirse el suceso, ya que acumulaba 52 antecedentes policiales por robos.

El caso, que juzgará la Audiencia Provincial de Alicante, se remonta a junio de 2006 cuando el fallecido -que tenía 29 años de edad- y su hermano estrellaron la parte trasera del vehículo en el que viajaban contra la luna de un bar ubicado en el polígono industrial. Armados con una maza, los presuntos asaltantes forzaron la caja registradora y varias máquinas tragaperras.

Según relata el escrito de calificaciones, cuando los dos hermanos abandonaban el establecimiento se encontraron con uno de los vigilantes de seguridad que había acudido al local alertados por la activación de la alarma. Los jóvenes accedieron al vehículo y emprendieron una huida a gran velocidad, cuando, "al pasar junto al vigilante, le rociaron con el contenido de un extintor" provocando una nube de humo blanco que hizo al conductor perder el control del coche.

Forcejeo y huida
Justo en ese momento el segundo guardia, también procesado por estos hechos, llegó al lugar del robo apuntando con un arma a los ocupantes del vehículo. Al mismo tiempo, según recoge el escrito de la Fiscalía, el otro agente apuntaba también a los asaltantes reiterándoles que abandonaran el coche. Lejos de cumplir las órdenes, uno de los jóvenes "lanzó el extintor" contra los guardias y tras un forcejeo consiguió escapar.

En la huida se produjeron varios disparos, que impactaron contra Juan Antonio G. G. que perdió el control del vehículo provocando que volcara. Según los informes forenses, el fallecido recibió un impacto en la cabeza y otro en la espalda que "perforó las costillas, el pulmón derecho y la aorta" provocando su muerte. Una de las balas alcanzó también al otro asaltante aunque sin causarle heridas de gravedad.

El Ministerio fiscal sostiene así que los dos vigilantes realizaron varios disparos apuntando al cuerpo de los atracadores "a sabiendas de que podían acabar con la vida de uno de ellos y atentar contra la integridad física del segundo". La Fiscalía exige, además, a los acusados diferentes indemnizaciones que ascienden a 96.614 euros en el caso de la viuda del fallecido y 40.255 euros para cada uno de sus hijos menores.

Los dos vigilantes acusados de homicidio llevaban más de doce años de actividad profesional con una hoja de servicio sin incidentes.

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