En los próximos meses ETA va a intentar dar un golpe de efecto del estilo de un alto el fuego. La calificación del mismo como temporal, parcial, permanente o definitivo está por dilucidar. Esta medida se tomaría haciendo caso a las voces que se lo piden dentro de la propia izquierda abertzale, y con motivos estratégicos de cara a las próximas elecciones municipales vascas, no fruto de unas negociaciones previas con el Gobierno como ocurrió en 2006, si bien éste se encuentra vigilante y conocedor de parte de lo que se cocina actualmente.

En los últimos meses se ha producido un intercambio de declaraciones públicas entre la Izquierda abertzale y ETA, en las que, sin quitarse los unos la razón a los otros, han mantenido criterios distintos sobre la lucha armada.

Atosigada por las fuerzas de seguridad, y tras haber visto frustrada una escalada de violencia en los meses de invierno, ETA, presionada por agentes internacionales, mediadores de prestigio y las propias bases abertzales ,está obligada a dar una respuesta lo antes posible, y sin descartar todavía la posibilidad de que se produzcan atentados, hay indicios que apuntan hacia un cese de actividades táctico que facilite la vuelta a las instituciones de la izquierda abertzale, y que evite una ruptura entre los defensores de la vía política y la vía terrorista.

La pieza más difícil de desentrañar de este rompecabezas es saber qué ocurrirá en el momento en que los abertzales ocupen de nuevo puestos de responsabilidad política. Una opción es el progresivo alejamiento de la violencia. La otra, una vez conseguido el objetivo de tener presencia electoral, con uno u otro partido, solos (poco probable), o en coalición (opción más posible), es volver a plegarse a los dictados de ETA y estar cuatro año más en la palestra, siempre que las modificaciones actualmente en desarrollo impulsadas por el Gobierno no lo impidan.

Y mientras ETA, mandada y compuesta presuntamente por un gran número de Navarros en la actualidad , como Mikel Carrera, Ignacio Lerín, Ione Lozano, Ernesto Prat, Izaskun Lesaka, Fermín Martinez, Artzai Santesteban, Beñat Atorrasategui o Mikel Oroz, entre otros, presuntamente integrados en la banda en puestos de dirección, mantendrán su eterna postura de territorialidad, con Navarra incluida, e independencia como aspecto irrenunciable para el mantenimiento del alto el fuego.

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