Fuente: EL CORREO.com
EL PATRIARCA VIGILA LAS OBRAS DE ESMALTACIONES SAN IGNACIO10.09.10 - 03:00 - DANIEL GONZÁLEZ IOSU CUETO | VITORIA.El vigilante que controla la urbanización de la calle Heraclio Fournier, en el solar de la vieja fábrica de Esmaltaciones, no lleva uniforme, porra ni esposas. Tiene la cara morena y va vestido de calle. Y nadie entra en el recinto, por la cuenta que le tiene. Está prohibido 'chorar' -robar- en la 'trocané' -obra- de Olárizu. No hace falta conocer el idioma caló para darse cuenta. Los carteles adosados a las vallas lo indicaban ayer bien claro: «Obra cuidada por gitanos».
Varios trabajadores explicaron ayer a EL CORREO que un grupo de personas de esta etnia vigila los terrenos que ocuparon las antiguas factorías de 'Porcelanas' y Pemco, donde se levantarán 904 pisos. El ambicioso y tortuoso plan urbanístico, impulsado por el Ayuntamiento, acogerá la mayor promoción municipal de viviendas de precio tasado, ya que el 80% de las casas serán de esta tipología. Las restantes serán protegidas.
La aparición de los curiosos carteles, redactados de una forma rudimentaria, ha sorprendido a los conductores y vecinos. Muchos asumen que estos letreros demuestran que Vitoria acoge ya un fenómeno habitual en otras ciudades españolas. En un bar cercano, un cliente defendía estas rondas como algo normal. «Es barato y así sabes que nadie te va a robar».
Un operario explicaba ayer que estos controles estaban motivados por el «riesgo» de que algunos asaltantes merodeen por el polígono y entren en él para robar. «Se pueden llevar desde material hasta el gasoil de las máquinas», relataba.
500 ó 600 euros al mesEl grupo que hace las rondas nocturnas en Olárizu cobra «entre 500 y 600 euros al mes», según las mismas fuentes, aunque en realidad tiene una tarifa «a convenir» en función de las dimensiones de la obra. Al parecer, los gitanos que velan por la seguridad de este tajo «entran por las mañanas» en el polígono para llevarse chatarra y por la noche vigilan.
«Es mejor tenerlos aquí, porque al final se conocen todos. Sólo necesitan tener un lugar a cubierto y un espacio en el que hacer sus necesidades», apuntaban. El hecho de que un gitano vigile una obra no significa, ni mucho menos, que exista un grupo organizado o algo parecido a una mafia. En todo caso, también es cierto que en otras ciudades esta cuestión ha levantado ampollas. En Madrid, por ejemplo, empresarios de la construcción han llegado a denunciar «extorsiones» porque algunos grupos calés se ofrecían a hacer rondas nocturnas. Si los encargados rechazaban el servicio, se arriesgaban a sufrir asaltos esa misma noche. Al día siguiente, curiosamente, el mismo interlocutor volvía a realizar la oferta.
Molestas con estas actitudes, varias empresas de seguridad privada han denunciado que estos controles son «ilegales» y suponen «un claro intrusismo».
Este periódico recorrió ayer otras obras para comprobar si hay más controles nocturnos como el de Olárizu. En el sector 1 de Zabalgana -llamado Borinbizkarra-, junto a la Avenida de Los Huetos, varios trabajadores confesaron que «se nos ha ofrecido gente para llevarse la chatarra y para cuidar esto de noche, pero hemos dicho que no». Por ejemplo, tres constructoras se han unido para contratar a una sola empresa de seguridad y compartir los gastos.