Líneas C-4, C-5 y C-8 e intercambiadores, los puntos más 'calientes'
MADRID, 9 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los vigilantes de Cercanías de Renfe de Madrid han detectado en
los últimos meses un aumento de agresiones recibidas por parte de
grafiteros cada vez más violentos, así como la presencia de grupos
jóvenes que lanzan adoquines a trenes en marcha desde puentes y
altercados de tribus urbanas de distinto signo en los convoyes.
Según informaron a Europa Press fuentes sindicales, las líneas
consideradas más 'calientes' y conflictivos son la C-4 (Parla-Atocha),
C-5 (Humanes y Móstoles-El Soto-Atocha) y C-8 (Cercedilla y El
Escorial-Atocha), al igual que los intercambiadores de transportes como
Príncipe Pío, Chamartín, Moncloa, Legazpi, Avenida de América, Atocha.
Concretamente, los dos ramales de la C-5, especialmente Villaverde
Alto, Zarzaquemada y Puente Alcocer, son frecuentados por grupos de
pandilleros, en algunos casos armados con cuchillos y navajas. Las
estaciones de Getafe Centro, Las Margaritas y Parla, en la C-4, también
soportan la presencia de grupos violentos, algunos de ellos
sudamericanos. En la C-8 (Collado, Cercedilla, Alpedrete y Villalba)
son los 'skin heads' o grupos de ultraderecha los que predominan,
procedentes de la Sierra de Madrid.
"Otros puntos calientes son los entornos de la zona de la Cubierta
de Leganés --estaciones de Parque Polvoranca y Leganés--. Entran a
bandadas grupos que destrozan todo lo que pillan y amenazan a los
conductores. Lógicamente también se da en estos puntos de Metrosur y
Puerta de Sur del suburbano o en Pitis, pero por ser un foco de
toxicómanos", relató el sindicalista.
Respecto a los grafiteros, el responsable seguridad privado de UGT
Madrid, Rafael Saldaña, destacó el aumento de vigilantes agredidos por
este tipo de individuos. Y es que parece que desde que el Ayuntamiento
de Madrid incrementó las sanciones a estos autoconsiderados 'artistas
urbanos', se han vuelto más agresivos con tal de evadir a las fuerzas
de seguridad.
"Llegan, y se ponen a pintar sin hacer caso a nadie. Mientras,
otro de ellos hacer parar el tren y otro más se pone a grabar. Desde
hace un tiempo, además, la moda es pegarse a los vigilantes, filmar la
agresión en una cámara o teléfono móvil y colgarlo por Internet.
Incluso hay gente que paga por los vídeos o llega a realizar 'encargos'
de este tipo", señaló a Europa Press.
Por otro lado, los vigilantes deben estar atentos también a grupos
de jóvenes organizados que se dedican a arrojar piedras y adoquines
desde los puentes a los trenes de Cercanías. Según indicó Saldaña, es
en Villaverde y Orcasitas donde se han detectado este tipo de hechos.
"Además de los desperfectos y el peligro, se tiene que inmovilizar el
tren, provocar retrasos, con lo caro que resulta eso", añadió
Además de este nuevo tipo de delincuencia, los vigilantes también
se encargan de prevenir y atajar los pequeños robos que se producen en
los convoyes, controlar que nadie se cuele sin billete, desalojar
borrachos, desequilibrados y toxicómanos, así como vigilar la venta de
CD ilegales y el mantenimiento del orden público. Igualmente, prestan
auxilio a los viajeros que sufren lipotimias, caídas y robos.
Precisamente para atender todo este foco de delincuencia, que
prácticamente se produce en las mismas líneas y estaciones muy
localizadas durante los noches de los jueves, viernes y sábado, desde
hace años Renfe ha contratado unos grupos operativos de protección,
conocidos como 'X Men', que actúan con "más contundencia", cuyas
empresas prestatarias del servicio son básicamente Segur Ibérica y LPM.
Estos vigilantes se distinguen del resto por portar un arma y
porque sólo lo compone un reducido grupo de 70, casi el 10 por ciento
del colectivo que controla el Cercanías de Madrid. Se dedican también a
problemas puntuales como manifestaciones y lo componen fundamentalmente
hombres de entre 25 y 35 años.
Por todo ello, el responsable de Seguridad Privada de CC.OO.,
Javier Torrejón, solicitó, en declaraciones a Europa Press, a las
administraciones responsables de los servicios y a las empresas de
seguridad que formen mejor a sus vigilantes y "en base a los centros
donde trabajan y prestan los servicios".
Sobre los últimos casos de denuncias de agresiones a inmigrantes
por parte de vigilantes de Metro o Cercanías, insistió en que los casos
de extralimitación por parte de los vigilantes de seguridad son "muy
escasos" conociendo la cantidad de empleados que trabajan en este
sector y cantidad de "sitios claves" en donde trabajan, por los que
pasan miles de personas todos los días, como Atocha Renfe. "Eso sí,
cuando vean una agresión, pedimos a los ciudadanos que llamen a la
Policía y lo denuncien porque eso nos favorece a todos", concluyó
Torrejón.
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