El secretario genenal del PSE-EE en Alava, Txarli Prieto, ha admitido la existencia de otras personas que, al igual que el ex secretario general de Adegi, José María Ruiz Urchegui, "se están planteando" renunciar a la escolta por "cansancio", una determinación que dijo no compartir.
En una entrevista a ETB, Prieto ha afirmado que el anuncio del ex dirigente de la patronal guipuzcoana es "una decisión personal" que respeta aunque "lógicamente" no comparte por considerar que la seguridad "no es un problema individual" sino "colectivo, de toda la sociedad, que tiene que dar y proteger los propios poderes públicos". "La máxima de una sociedad democrática es el derecho a la vida, lo primero que tiene que producir un Estado es la protección de las personas, sin derecho a la seguridad, a la vida y a la integridad física no hay otros derechos, porque se acaba todo ahí", ha precisado.
Por esta causa, ha insistido en que el asunto de la seguridad "debe estar en mano de los poderes públicos". Prieto ha aclarado que él es "el primero que no quiere escolta", no por la existencia de "determinada" coyuntura política sino por rebelión "ante la falta de libertad" y la imposibilidad de "funcionar como cualquier ciudadano, sin ninguna necesidad especial que suponen los escoltas".
Integridad física
A su juicio, la mayoría de personas que cuentan con protección en Euskadi no desean la escolta, porque esta situación "sobreviene como consecuencia de que está en peligro su integridad física, su vida y sus derechos como ciudadano". "Ese es un pensamiento, cada día, de cada uno de nosotros. Desde luego, el mío es cada día. No veo el día en que se pueda hacer esta renuncia", ha señalado.
No obstante, el dirigente del PSE de Alava ha admitido la posibilidad de que existan "situaciones particulares" que ha dicho conocer, pero que se ha negado a desvelar porque "situaciones particulares no son públicas". En este sentido, ha admitido que, recientemente, se han producido casos de otras personas que estudian prescindir de la protección, algo "lógico", en su opinión. "Es lógico que en estas circunstancias haya mucho cansancio, hay personas, y me consta, que se lo están planteando", ha concluido.


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Sin lugar a dudas tiene que ser realmente agobiante y agotador llevar a una persona desconocida al lado todo el día, diciéndote lo que puedes y no puedes hacer. Pero creo que algunos de los protegidos no se dan cuenta de que no se les pone escolta por gusto o para fastidiarles, sino que se trata de alguien que está oobligado a protegerles incluso poniendo en riesgo su propia vida para evitar que peligre la suya.

Y puede parecer demagógico, pero también el ex-concejal Isaías Carrasco asesinado en marzo de 2008 rechazó utilizar el servicio de escolta que se le propuso, por considerar que ya no existía peligro al no ocupar ningún cargo público en activo.