El maltrato ya no entiende de razas, edades, ni clases sociales
El maltrato a la mujer actúa de manera indiscriminada. Ya no entiende de razas, culturas, edades ni clases sociales. Esta lacra que cada año se cobra más víctimas en la Comunidad trata a todas las mujeres por igual sin distinciones porque el maltratador bien puede estar engrosando las listas del paro o puede portar un maletín ejecutivo.Huesca.- La violencia machista ya es una cantinela más de todo informativo y una mancheta en una página de cualquier periódico. Día sí y día también conocemos de primera mano un caso más de violencia de género que se escapa de toda estadística. El maltrato no tiene un perfil, no posee datos sistemáticos, mujeres, jóvenes, extranjeras, nacionales, mujeres sin estudios o empresarias, todas son susceptibles de este mal que crece como la espuma, muchas veces escondido, otras tantas público que ponen en el punto de mira al género femenino, porque también hay maltrato masculino, pero incluso en la violencia el ser humano también es sexista.
Este nuevo delito cuenta con un exponente con el que no cuentan otros. Un delito especial por el componente afectivo con el agresor, la víctima es permanente así como el delito, con dos únicos testigos, los implicados. Una situación con la que la Policía Nacional también es muy sensible con un protocolo propio que cuida los detalles y el bienestar de la mujer implicada. Una mujer que llega a sus dependencias sin un perfil normalizado, tampoco existe una concreción en el perfil del maltratador. El sector de más edad también es el más reacio a la denuncia y los hombres apenas rasgan las estadísticas, aunque también los hay. En este caso lo que más abunda son las amenazas personales o vía telefónica.
A la hora de actuar, el Cuerpo Nacional de Policía de la Unidad Judicial de Huesca cuenta siempre con dos supuestos. En primer lugar y el más habitual es aquel que pone en alarma a los efectivos a través de una llamada de los vecinos. Una discusión en el piso de arriba es el detonante de una actuación que, en ocasiones, se quedará en una mera llamada de atención por parte de los oficiales uniformados y que en otros tantos terminará con la detención del agresor.
A partir de aquí ya empieza su labor la unidad de Servicio de Atención a la Familia (SAF), que presta una atención personal a la mujer de una manera cuidada intentando inspirar confianza a la víctima. Ayudarla en todos los aspectos es lo esencial para este efectivo que trabaja de la mano con el IAM y con los nuevos efectivos de la Policía Local. Recibirla en un ambiente distendido y con la ayuda de un personal cualificado es primordial. Efectivos de paisano le tomarán declaración sobre su problema en un lugar más reservado donde se sentirá más cómoda y podrá encontrar fluidez en su relato que, en muchas ocasiones, se remonta a varios años antes de la agresión por la que se interviene.
El 016 es el teléfono de atención a mujeres maltratadas donde son atendidas por profesionalesEl siguiente paso es analizar el problema que presenta la víctima. En muchas ocasiones acuden a la Policía para demandar información pero en la mayoría de las intervenciones se pone en marcha la maquinaria penal de la que se encarga el propio cuerpo de Policía.
En primer lugar se recoge la denuncia policial con un trato exquisito, no hay relojes ni espera en estas declaraciones que en un primer momento son atropelladas, sin detalles y que con el paso del tiempo se vuelven sosegadas y cargadas de información, un producto que recogen los agentes.
Ordenar los datos de manera cronológica y entendible es una labor más que ejecutan los efectivos con el fin de reconstruir de la manera más fehaciente la historia de la víctima para que el juez, en este caso, dirima la situación tanto de la mujer como del agresor. Este proceso vital para los agentes siempre está acompañado por la presencia de un facultativo del Instituto de la Mujer y en ocasiones y como prevé la ley puede contarse con la ayuda de un letrado si así lo requiere la víctima. Todo a su alcance para que comprenda los enramajes el proceso que no acaba aquí.
Tras este paso, se delimitará el futuro de la denunciante a través de las herramientas de protección y las medidas policiales adaptadas que dependen de una valoración de riesgo. La orden de protección puede solicitarla la víctima, siempre con el beneplácito del juez, que será el que imponga una serie de medidas cautelares. Órdenes de alejamiento, de residencia, de comunicación, una serie de medidas que no permitan el contacto directo entre víctima y agresor, entre la que destaca por encima de todas ellas la de alejamiento, que es la mas habitual.
La evaluación de riesgo es un cuestionario de preguntas preestablecido en el que se analiza el grado de violencia física sobre la víctima. Con parámetros que van desde nunca a frecuentemente, se puede conocer el grado de riesgo de la misma, en función de las respuestas que se van recogiendo. Una vez obtenido éste se inician acciones que van desde las medidas paliativas que se ofrecen desde el IAM como la acogida a la vigilancia las 24 horas del día por parte de los efectivos policiales, una situación que tan apenas se registra. Sólo en los casos donde la víctima ha sufrido una fuerte agresión física y existen otros condicionantes en el agresor como la toxicomanía, su carácter violento o pertenece a un hogar desestructurado.
Las mujeres maltratadas que dejan a sus parejas viven con el miedo a econtrarse con sus agresoresMaltrato en cifrasLa Comunidad de Aragón no escapa a la oscura sombra de la violencia. Prueba de ello son los múltiples casos que han saltado a la luz. Una situación que se ve refrendada por las cifras pero éstas no siempre reflejan la realidad. Es el caso de los números que se manejan en el Instituto Aragonés de la Mujer (IAM) que en el primer trimestre de 2010 recibió un total de 1.230 denuncias. Muy por debajo de las 1.437 del mismo período en 2009. “Las cifras son un indicador. Podríamos pensar que la violencia machista ha descendido, pero nada más allá, eso significa que las mujeres todavía tienen mucho miedo”, constata Rosa Borraz, directora del IAM.
La igualdad entre mujeres nacionales y extranjeras en estas listas está más presente que nunca. A pesar de los condicionantes culturales y religiosos apenas hay una leve diferencia en el número de denuncias lo que lleva a pensar, en este caso, a los efectivos de la Unidad Judicial de la Policía Nacional de Huesca, “que ahora las extranjeras también denuncian. Ya no tienen tanto miedo”. Una valentía que también se traslada a los servicios de información y atención de mujeres del instituto aragonés de las cuales, el 56%, eran víctimas de violencia machista. Un porcentaje que se asemeja al que recoge la capital, Zaragoza, con un 51% de las llamadas y que se ve superado con creces por Teruel que llega hasta el 68%. Huesca cierra la atención con un 37% del total de atenciones que en la Comunidad han llegado hasta las 606 a finales de septiembre.
El teléfono es sin duda la mejor arma de las víctimas. Aragón registró hasta septiembre 3.339 llamadas, de las cuales, unas 1.606, casi un 48%, estaban vinculadas con la violencia machista. Pero todavía queda mucho por hacer. La mayoría de éstas siguen siendo para solicitar información general sobre temas vinculados seguidas por aquellas que alertan de un maltrato físico. El maltrato psicológico ocupa un tercer lugar y muy por debajo se encuentra la agresión sexual.
“Este año hemos vuelto a incidir en la atención social de guardia, los dispositivos de telealarma y los alojamientos de emergencia”, asegura Borraz, que a la vez alude a la puesta en marcha de tres nuevos centros de atención de emergencia, cada uno en una provincia. Una primera solución para aquellas mujeres que no pueden volver a sus hogares que han ido quedándose escasos debido a la demanda y que ya se suman a procesos de emancipación como son las casas de acogida o los pisos tutelados. Un total de 160 mujeres y 178 menores han disfrutado de estos servicios que se ofrecen desde el IAM siempre condicionados con las necesidades de cada víctima tras un intenso examen de sus trabajadores o simplemente por petición personal de cada usuaria.
La precariedad económica y presupuestaria no ha podido con la asignación del IAM que se ve recortada de manera leve sin afectar en lo más mínimo a la labor que se realiza. Así lo hace constar su directora, que también incide en la puesta en marcha de más dispositivos de telealarma que en lo que va de año ya superan los 350. Un paso más allá para el control de esta “plaga” que cada día atenaza a más mujeres y por la que siguen luchando entidades como este instituto que este año invita a la denuncia con un lema cercano y directo, “Actúa al primer síntoma. Rompe el silencio, te podemos ayudar”.
Un llamamiento a la denuncia de una situación que prolifera cada vez más entre los jóvenes, un sector más concienciado con la causa pero que sigue sumando víctimas.
Los efectivos de Policía intervienen directamente en la denuncia de la víctimaPrevención, el lema oscenseLa capital oscense, de la mano de su Fundación de Servicios Sociales y su Área de Mujer, capitanea un proyecto de prevención ante la violencia de género. Un problema que puede aflorar en cualquier lugar, familia o condición social sin distinción, una característica con la que cuenta con la concejal Flor Ardanuy, que personalmente está muy vinculada con la causa.
“Habría que incidir en una cosa fundamental, la prevención. En esto estamos totalmente volcados con asociaciones vecinales, colegios y familiares desde edades muy tempranas para reconstruir esas formas de relacionarse que son negativas y poder construirlo de unas formas más igualitarias”, destaca Ardanuy.
Prueba de ello es la campaña que se presentaba días antes de San Lorenzo. "Especial chicas/Especial chicos: Disfrutad de la Fiesta" quería sentar un precedente a través de una fórmula enfocada a la prevención de acoso y agresiones sexuales, especialmente durante las fiestas laurentinas. La campaña buscaba "llamar la atención de los jóvenes sobre actitudes de respeto, corresponsabilidad y autonomía en las relaciones afectivo-sexuales", como pone de relieve la concejal.
La iniciativa se dirigía a un grupo comprendido entre los 13 y los 18 años, una franja de edad en la que los adolescentes son menos sensibles a la hora de percibir rasgos sexistas, debido a que han crecido en una sociedad unitaria. Una idea que se deslocalizó gracias a la intervención de las asociaciones vecinales que contaron con la participación ciudadana ayudando a dar a conocer esta campaña más allá del ambiente festivo.
Huesca no se queda atrás en la puesta en marcha de proyectos que van de la mano con la detección precoz y con la atención de las víctimas, “indispensables” según Ardanuy para la paliar los efectos de esta enfermedad que en la provincia afecta cada vez más a mujeres extranjeras. Unas solicitudes que llegan a la Fundación a través del número 900 o bien del Instituto de la Mujer, así como, de otros pueblos a través de los Servicios Sociales de base.
La atención se hace gracias a la participación de asistentas sociales que echan una mano a las víctimas en temas tales como la asesoría jurídica o psicológica, aunque también se gestionan ayudas de urgencia y dotaciones económicas. A ello se suma el servicio de alojamiento que se presta tras el análisis de la situación y bajo los parámetros de los profesionales.
“No hay un perfil específico en Huesca aunque han aumentado mucho las inmigrantes”, afirma la concejal, que también baraja el espectro amplio de mujeres afectadas. Jóvenes, madres de familia, féminas de mediana edad, no se abstiene nadie, ocurre en todas las clases sociales, en todas las sociedades. “A la hora de prevenir hay que contar que puede involucrar a toda la población”, añade la concejal, que concluye completando que “la mayor torpeza sería pensar que nunca nos puede afectar”.