El peso de la tragedia


La calma y la vigilancia fueron la nota dominante en el apeadero de Platja de Castelldefels un año después del accidente
La afluencia a la verbena fue menor que en el 2010



Como si el pasado, la historia y el recuerdo de hace 365 días pesaran demasiado. Llega gente, mucha gente en tren al apeadero de Platja de Castelldefels, pero menos que en el trágico 2010. Un año después de que 12 personas fallecieran en la vía del tren, atravesando las vías donde y como no se debía, acuden bastantes menos personas para celebrar la verbena de Sant Joan en esta amplia playa. «El año pasado, a estas horas, había ya mucha más movida», dice poco antes de las diez de la noche un agente de la policía local.


Los Mossos d'Esquadra llegarán poco después para desplegar su dispositivo, porque la noche será larga. Pero además de dos agentes locales de Castelldefels, dentro de la pequeña estación se contabilizan 11 vigilantes con sus chalecos amarillos, cinco de ellos en el andén del lado montaña, donde baja la gente que llega con el Rodalies desde Barcelona. Su misión es evitar que cualquiera salte a las vías. Lograr que todo el mundo busque la boca del paso subterráneo, un pequeño embudo en el extremo norte del andén. En el otro lado, otra media docena de guardias les esperan para evacuar con rapidez el apeadero, camino de la fiesta.

Un grupo de gente reparte folletos con el testimonio de una amiga que sobrevivió el año pasado al trágico accidente cuando ya estaba bajando a las vías. Había bebido, había consumido drogas, y descubrió, asegura, que Dios la salvó y le dio una segunda oportunidad para mejorar su vida. Es el mensaje que estos cristianos evangélicos quieren transmitir en el aniversario del atropello. «No hace falta beber o drogarse para pasárselo bien», dicen.

En el suelo, una docena de velas, nueve de ellas con nombres. Jóvenes que ya no están aquí para festejar otra verbena. En la valla han colgado un poema. «Los accidentes, el suicidio, los asesinatos y la enfermedad / se nos lleva gente que se encontró con su umbral. / un día más, un día menos, qué será? Para ellos! / Un día más para no vivir, un día menos para no morir.» Pero la gente que llega en tren y va a la playa no lee el mensaje, aunque seguramente recuerda lo sucedido.

Más de 12 horas antes, las familias de buena parte de las 12 víctimas mortales ya regresaron al lugar de los hechos tras celebrar una misa especial para los jóvenes fallecidos en la tragedia en la iglesia de Santa María. Cuando depositaron los ramos de flores en la pequeña estación se produjeron momentos de gran emoción. Para algunos de los presentes, incluso heridos en el accidente, era la primera vez que volvían a pisar los fatídicos andenes de la estación.

Reabierta la investigación

Varias de las familias de las víctimas se han quejado de que han caído en el olvido, aunque celebran que la investigación judicial sobre el accidente se haya reabierto. Freddy Arellano, el cónsul de Ecuador en Barcelona, resalta que «las personas que quisieron cerrar el caso rápidamente se han equivocado» y pide que «se investiguen los hechos, que no se eche toda la culpa a los jóvenes». Según las familias, la estación no cumplía la noche de Sant Joan del año pasado los requisitos para garantizar la seguridad. Faltaban iluminación y señalizaciones. Esta noche del 2011 hay luz y vigilantes en la estación. Una voz por megafonía advierte: «No crucen las vías y utilicen los pasos habilitados al efecto».

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