Cientos de vecinos de Vega de Espinareda arroparon ayer a los familiares de Andrés Alberto Gonçálvez, el vigilante que el martes moría aplastado por las rocas de una voladura en la cantera de Catisa, en Carucedo. La iglesia parroquial de Vega, lugar en el que se celebró el funeral, se quedó pequeña para dar el último adiós a uno de sus vecinos. Escenas de dolor y llanto fueron la estampa que se vivió en una jornada de luto para esta localidad berciana que, tanto en la iglesia como posteriormente en el cementerio, se volcó con los seres más cercanos del finado. Desde compañeros tanto actuales como de su etapa en la mina, directivos de empresas pizarreras y mineras hasta efectivos de la Guardia Civil con los que compartía horas y horas en sus viajes estuvieron presentes en el último adiós de un trabajador al que todos consideraban ejemplar y muy apreciado en cada uno de sus destinos laborales. Andrés Alberto Gonçálvez moría precisamente poco antes de la una de la tarde del martes cuando en una voladura controlada en la cantera del grupo Martínez Ñúñez en Carucedo una roca golpeaba al vigilante, trabajador de una empresa de explosivos, con tal virulencia que acababa con su vida. A pesar de que al lugar se desplazó de manera inmediata un helicóptero del Sacyl, una ambulancia y un equipo médico, los sanitarios sólo pudieron certificar su deceso.

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Un accidente laboral en la cantera de áridos de la empresa Catisa, del grupo Martínez Núñez, en Carucedo se cobró ayer la vida de un vigilante, Andrés Alberto Gonçálvez, de 45 años y vecino de la localidad de Vega de Espinareda. El suceso se produjo precisamente poco antes de la una de la tarde cuando en una voladura controlada al menos una roca alcanzó al trabajador, provocándole heridas mortales. En un primer momento, y tras el accidente, los compañeros de Andrés Alberto, que pertenecía a una empresa de seguridad contratada por Catisa, dieron aviso al servicio de emergencias del Sacyl que desplazó al lugar un helicóptero medicalizado con sede en Astorga así como un equipo médico del Centro de Atención Continuada de Puente de Domingo Flórez y una ambulancia convencional. Efectivos de la Guardia Civil acudieron también al lugar del suceso en el que los facultativos confirmaron el fallecimiento del vigilante. Según la subdelegación del Gobierno, las causas que acabaron con el deceso de este trabajador se debieron al impacto de al menos una piedra procedente de una voladura que se estaba realizando en la citada explotación, ubicada en el paraje «Peña el Rego», para extraer áridos. En un primer momento los trabajadores que compartían turno con el vigilante, a pesar de la fuerza del impacto, no temieron por su vida y de ahí que la llamada al centro de emergencias fuera la de una persona herida. Pero cuando los servicios sanitarios llegaron al lugar, pocos minutos después de recibir la llamada de auxilio, sólo les quedaba certificar el deceso. Respecto a las causas que llevaron a que el vigilante sufriera ese impacto, la investigación que realizarán técnicos de Trabajo de la Junta y que visitarán hoy la cantera, será definitoria para determinar si el hecho fue fortuito o por el contrario pudieran concurrir circunstancias negligentes por alguna de las partes implicadas, empresa o trabajador.

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