Testigos de la revuelta de Nigrán denuncian agresiones y amenazas
- Tensión en la cuarta jornada del juicio contra 33 vecinos de Chandebrito
- El marido de la acosada muestra heridas y asegura haber sido golpeado
- Otra testigo es amenazada en los pasillos del juzgado antes de declarar
- Un matrimonio declara que 'hoy en día' todavía son insultados por la calle
La calma y tranquilidad con la que comenzó la semana pasada el juicio por la revuelta vecinal de Chandebrito (Nigrán) ido dejando paso a los nervios y la tensión a medida que pasan los días. La cuarta jornada, penúltima de la vista oral que se sigue en el Juzgado de lo Penal número 1 de Vigo, estuvo plagada de incidentes debido a las
supuestas presiones sufridas por los testigos que este miércoles tenían que prestar declaración.
Leandro Freire, marido de la mujer que denunció a 86 viviendas de la parroquia nigranesa por irregularidades urbanísticas, compareció en el juicio
con una venda en la ceja y su ojo visiblemente amoratado. Su abogado, en representación de la acusación particular, intentó introducir el asunto en el interrogatorio, pero la juez se lo impidió al tratarse de un asunto que debe tramitarse al margen de la causa.
Ya en el exterior, su esposa, Josefa Gallego, aseguró a los medios de comunicación que habían presentado una querella criminal contra un hombre, al que tan sólo identificaron como
vigilante de seguridad, que el día anterior propinó un puñetazo en la cara a su esposo mientras trabajaba. "No sabemos quién es pero nos han dicho que tiene familia en Chandebrito", añadió Josefa.
'Yo de ustedes no me reiría'No fue la única denuncia que se interpuso este miércoles en los juzgados. Otra testigo, hija de Rosa Pérez y Román Pereira, matrimonio amigo de Josefa y Leandro, aseguró al acabar de declarar que había sido amenazada en el pasillo por un hermano de varios imputados. Esa misma persona estuvo presente momentos antes entre el público y abandonó la sala insultando a otra persona que prestaba declaración. "Esa señora es una embustera de...", dijo a viva voz cuando salía.
"Las agresiones, insultos y amenazas siguen produciéndose hoy en día", señaló Rosa Pérez, amiga de Josefa Gallego, durante su testimonio. El interrogatorio de esta mujer fue quizás el más contundente de todos los escuchados a lo largo de los últimos cuatro días en los juzgados de Vigo. "Pasamos mucho miedo y lo tenemos aún", indicó después de narrar los hechos acaecidos el 1 de julio de 2001, cuando los vecinos amenazaron con asaltar su casa.
En el interior estaban sus tres nietos de corta edad y la ansiedad provocó que la mujer se desmayase. Evacuada en una ambulancia,
no volvió a la vivienda hasta tres meses después por recomendación de la Guardia Civil y residió durante ese tiempo en casa de su hija. "Ahora, por desgracia, sigo viviendo en la parroquia", respondió a la última pregunta realizada por la juez.
La magistrada se vio obligada a intervenir en varias ocasiones para advertir a los procesados. Y es que las declaraciones de los testigos de la Fiscalía y la acusación particular provocaron comentarios, quejas e incluso risas en el poblado banquillo de los acusados. "Esto no es un circo, no se rían.
Yo de ustedes no me reiría, piden penas muy altas para ustedes y puedo expulsarlos", advirtió la juez.
'Pudo derivar en hechos más graves'En primer lugar prestó testimonio mediante videoconferencia un guardia civil, ahora destinado en Bilbao, que se encargó de instruir el atestado en los días posteriores a los hechos. Este agente aseguró que las concentraciones de vecinos tenían por objetivo "expulsar al matrimonio del pueblo" y argumentó que
no se realizaron detenciones "porque un altercado público de esa magnitud podría derivar en hechos más graves".
Por el contrario, los dos técnicos sanitarios y la facultativa que acudieron en ambulancia la noche de autos aseguraron que no recordaban nada. "Acudimos a muchas situaciones de este tipo y si hubiésemos estado en peligro claro que me acordaría", coincidieron a preguntas de los abogados de la defensa.
A lo largo de la sesión, que se extendió hasta las cuatro de la tarde, también testificaron varios jóvenes,
entonces menores de edad, que se contradijeron respecto a sus declaraciones en la fase de instrucción como imputados, por lo que la fiscal amenazó con acusarlos de falso testimonio.
A la conclusión de la jornada matinal, ya en el exterior de la sala de vistas, se produjeron algunos cruces de palabras entre procesados y testigos que no llegaron a más al intermediar varios letrados. Está previsto que el juicio quede visto para sentencia este jueves tras los informes finales y los alegatos de acusaciones y defensas
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/11/09/galicia/1320860514.html