By Madriz on Tuesday, December 16 2008, 22:38 - Noticias
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Incontrolados porteros vigilan las puertas de las discotecas de toda
Europa. ¿Mafiosos gorilas u honrados marginados? Tras la muerte de un
joven madrileño el pasado mes de noviembre, se abre de nuevo el debate
sobre la impunidad de estos vigilantes de la noche.


El pasado 15 de noviembre, Álvaro Ussía
salía a divertirse con sus amigos pero fallecía a las puertas de una
conocida discoteca de Madrid. El presunto agresor iba de paisano pues,
como explica Carlos, portero de discoteca con larga experiencia en la
noche "muchos clubes contratan un vigilante de seguridad, y luego
tienen gente de paisano que cobra al final de la noche. Cuando hay
pelea, ese personal pega. Luego tira el pinganillo, y queda como un
cliente más", confiesa.

La discoteca donde murió Álvaro tenía más de 40 sanciones impuestas,
pero seguía abierta. Tras el incidente, la ciudad de Madrid se echó a
la calle reclamando justicia. El alcalde de la ciudad ha cerrado 8
locales desde entonces y la presidenta de la Comunidad de Madrid ha
presentado un borrador de ley
para examinar a los porteros de ahora en adelante y que tengan que
trabajar con licencia. Aunque más vale tarde que nunca, estas medidas
llegan como siempre tarde.







La violenta noche inglesa

España no es el único caso. En el Reino Unido los porteros de discoteca
son conocidos como “bouncers”, es decir rebotadores: su trabajo
consiste, supuestamente, en “rebotar” a la gente. Cuando se trata de
violencia nocturna, de un ambiente de amenaza y de una psicosis
alcohólico-nacional, pocos países europeos se pueden comparar con
Inglaterra.




Se contabilizan unas 2.600 agresiones cometidas cada año por porteros
de discoteca, aunque la gran mayoría pasan desapercibidas en el
escenario alborotador de Binge Britain (la Inglaterra del borracheo
nocturno). No obstante, algunos casos especialmente espeluznantes
también han originado protestas popular a nivel nacional. En 2002 un
portero encargado de despertar a un chico que se había quedado dormido
en el rincón de la discoteca terminó por hincar su radio en el ojo del
chaval, dejándole tuerto y con un lado de la cara desfigurado.


Durante los años noventa el diputado Ian McCartney ,
en plena campaña contra la violencia de portero, acaparó todos los
titulares al recibir una paliza en un club social. Desde entonces se
han aumentado los requisitos que tienen que cumplir los 100.000
rebotadores. Ahora los que quieren adoptar la vida crepuscular de
trinchera y auricular necesitan una licencia oficial, hacer un curso de
4 días y aprobar un examen escrito. Sin embargo, siguen surgiendo casos
de porteros de corte violento y racista. Parece que en Inglaterra el
problema de los bouncers abusivos se encuentra fácilmente. Pero no la
solución.


Cataluña

Los catalanes también han sido de los primeros en tomar medidas al
respecto, aunque también aprendieron a base de palos. Tras el asesinato
de Wilson Pacheco en el Puerto Olímpico de Barcelona, la Generalitat
aprobó un decreto
que establece la obligación de que los aspirantes a portero pasen 2
pruebas: una de conocimientos y otra de carácter práctico. Pero el
temario no supera las 25 horas y en cuanto a las prácticas, bastarán 15
horas de técnicas de primeros auxilios, respuesta a situaciones
violentas y atención a la clientela, entre otras, para obtener el
título. Vamos, que en una semanita, licencia para agredir. ¿Por qué no
se han modificado las sanciones penales, que deberían referirse a la
situación de superioridad que obstentan estos porteros?

El movimiento siguen otras comunidades autónomas españolas como Murcia
y Valencia (en España se trata de una competencia regional, no
estatal). También en Andalucía, donde ahora debe haber vigilantes de
seguridad a partir de aforos de 300 personas. En recientes inspecciones
la Guardia Civil descubrió en Granada que los miembros de seguridad del
local llevaban porras y navajas. Y que sólo uno de ellos era vigilante
acreditado.
http://madrid.cafebabel.com/es/post/2008/12/16/Gorilas-en-Europa