Por primera vez en la historia política del país vasco un gobierno autónomo y quienes le apoyan serán objetivo prioritario de ETA.
Esa es la señal inequívoca de que en Euskadi las cosas han cambiado.
Hasta ahora, por más que ETA criticara a los gobiernos del PNV y dijera que el ejecutivo del Ibarretxe era el gobierno del fraude, porque no era lo suficientemente radical y colaboraba con el gobierno español, los nacionalistas nunca fueron considerados por ETA como sus enemigos, nunca fueron objeto de sus chantajes ni amenazas y por lo tanto nunca necesitaron llevar escoltas que les protegieran.
Ser nacionalista en el país vasco era una garantía de supervivencia en todos los sentidos, pero especialmente en el aspecto de la seguridad personal.
El cambio de gobierno, fruto del pacto PSE y PP ha sido criticado, descalificado y satanizado por el PNV y ahora le toca el turno a ETA para advertir que habrá consecuencias.
Menos mal que socialistas y populares saben lo que es hacer política en el país vasco. Allí saben lo que es asistir a funerales de compañeros de partido asesinados por la banda terrorista y conocen lo que es no poder dar un paso sin que uno o varios escoltas te sigan de cerca para evitar que te maten. Para ellos no es nada nuevo que ETA les amenace, y hay que reconocer que Juan José Ibareche ha sabido reaccionar inmediatamente diciendo una frase que marca la línea de separación entre demócratas y totalitarios. "Por la patria - ha dicho- se puede morir, pero no se puede matar". Es una forma de condenar el comunicado de ETA y la amenaza de muerte que ha formulado contra el gobierno de Patxi López y sus apoyos políticos del PP.
A ETA le dará lo mismo lo que diga el PNV, pero a la democracia no le resulta indiferente un pronunciamiento así. Al fin y al cabo la oposición, por primera vez en el país vasco irá sin escolta y el gobierno la llevará, algo que es normal en casi todos los sitios normales del mundo.
http://www.diariocritico.com/2009/Abril/opinion/armario/142355/armario.html