El Departamento de Interior creará en breve una nueva jefatura dentro de la Ertzaintza con la que se pretende reorganizar todos los servicios de protección que en estos momentos ofrece la Policía autónoma. La intención de la consejería es poner orden en un servicio que ofrece seguridad a alrededor de 350 personas amenazados.
Los servicios de protección de la Ertzaintza están divididos en la actualidad en tres. El más antiguo es el denominado 'berroci', formado por escoltas de élite que de manera habitual han estado ligados a la protección de miembros del Gobierno vasco. Este trabajo se complementa con los acompañantes, una unidad creada en 1997 ante la ofensiva de ETA contra los concejales del PP. La tercera pata de este sistema la forman los escoltas privados que comenzaron desempeñar este tipo de labores en el año 2000, tras un acuerdo alcanzado entre los entonces responsables de Interior, Javier Balza, en Vitoria, y Jaime Mayor Oreja, en Madrid.
Esta diferenciación de servicios ha supuesto la existencia de tres modelos de seguridad radicalmente distintos y con categorías de formación y de medios totalmente dispares. Mientras que en los 'berroci' siempre han estado los medios más avanzados, los escoltas privados, por ejemplo, siempre han protestado por la falta de medios y por unas condiciones de trabajo más duras que las de los funcionarios policiales. Tanto los cursos de reciclaje como de formación tampoco se ajustaban a un único patrón.
Además, en las anteriores legislaturas este tipo de trabajo se regulaba dentro de la Ertzaintza con la figura de un coordinador que no tenía un rango específico dentro de la estructura de la Ertzaintza. La intención del departamento con la creación de la nueva jefatura es la de otorgar un mayor peso a esta unidad, al mismo tiempo que crear un equipo directivo con el que su busquen criterios de uniformidad en la formación.
Nuevas plazas
Algunas de las cuestiones que deberá aplicar esta jefatura han comenzado ya a entrar en vigor. A lo largo de la primavera, la consejería socialista ya comenzó a reorganizar la asignación de recursos de escoltas de élite, de forma que las asignaciones de 'berrocis' se ajustara a las necesidades para las que se habían creado, es decir, los miembros del Gobierno y la más alta representación en el País Vasco de determinadas instituciones. De la misma forma, Rodolfo Ares anunció su intención de dejar de asignar nuevos ertzainas a los servicios de escolta y comenzar a reforzar los servicios prestados con guardaespaldas privados.
Detrás de esta filosofía se encontraba la necesidad de aumentar las plantillas de agentes que trabajan en la calle, una necesidad acuciante después de que se detectasen que alrededor de 300 plazas de la plantilla estaban sin cubrir, por lo que el número real de ertzainas no alcanzaba los 8.000 previstos en los acuerdos entre los Gobiernos central y vasco. No obstante, los portavoces de la consejería han señalado que esta decisión en ningún momento supondrá que se reduzca el número de ertzainas dedicados a tareas de protección. En este sentido, la revisión del sistema organizativo descubrió a mediados de verano que había 52 ertzainas que habían quedado en espera de que se asignaran nuevos trabajos por distintas cuestiones como la marcha de los amenazados. Interior dispuso que estos agentes volvieran a sus anteriores puestos de trabajo.
En el caso de los agentes privados, su peso es cada vez mayor dentro de la estructura que se encarga de la protección. En la actualidad, el 85% de los servicios se prestan con empresas.
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