Los saqueadores del metro La Ertzaintza busca a una banda que accede a las estaciones y camina por túneles para reventar las máquinas de billetes
Un viajero saca su billete en una máquina de Urbinaga
El metro fue víctima el pasado 22 de abril de un robo «audaz» e inédito en la historia del suburbano por su ‘modus operandi’. Una banda organizada de delincuentes saltó la valla de seguridad que limita el paso a las vías en Urbinaga y penetró después por el túnel que da acceso a la estación de Sestao. Caminaron 900 metros en la oscuridad de la galería para llegar a la terminal del centro de la localidad de la margen izquierda, donde reventaron varias expendedoras de billetes. Por el momento, se desconoce a cuánto asciende el botín que lograron, aunque algunas fuentes apuntan que cada máquina puede contener más de 1.000 billetes. La Ertzaintza ha abierto una investigación para localizar al grupo, al que fuentes del Departamento de Interior también relacionan con un asalto similar perpetrado seis días antes en Urbinaga.
Además, según ha podido saber este periódico, varias expendedoras más –conocidas en el argot que emplean los trabajadores del suburbano como ‘meats’– fueron violentadas a principios de año en Urduliz y en, al menos, otras tres estaciones al aire libre de la Línea 1. La dirección de la compañía pública de transportes manifestó ayer que mantiene «una estrecha colaboración» con la Ertzaintza para tratar de detener a los responsables del delito cometido en Sestao y Urbinaga, cuyos autores podrían ser los mismos que actuaron en el ramal que conduce a Plentzia. Asimismo, informó de que una acción parecida se llevó a cabo en Lutxana el pasado 3 de septiembre. Sus responsables fueron detenidos y puestos a disposición judicial, aunque parece que no están relacionados con la banda que todavía persiguen los investigadores.
En la noche de Viernes Santo
Lo que más ha sorprendido a Metro Bilbao y a las personas que investigan lo sucedido en Sestao en la noche del Viernes Santo es la «audacia» y la «sofisticada» planificación del golpe. Los asaltantes actuaron de la siguiente manera: abrieron en la madrugada del día festivo un agujero en el vallado que impide el acceso a la playa de vías del suburbano, en un punto cercano a la estación de Urbinaga, una zona que no está soterrada. A continuación, caminaron casi un kilómetro para desembarcar en la estación del centro de la localidad de la margen izquierda. De alguna forma, manipularon los sistemas de seguridad. Bloquearon temporalmente las alarmas, que habían sido comprobadas por los vigilantes, que no percibieron nada extraño en el transcurso de la noche.
Seguidamente violentaron las ‘meats’ con diferentes herramientas y se llevaron el botín. Burlaron también la protección de las cámaras de seguridad, ya que nadie se percató de su presencia. No ha trascendido si lograron desconectarlas o si, por el contrario, tomaron unas imágenes que podrían ser ahora vitales para identificar a los presuntos autores del delito. «Los ladrones tenían un conocimiento preciso del funcionamiento de las instalaciones del metro», aseguraron ayer medios del suburbano. Los gestores del transporte público más utilizado de Euskadi no quisieron aportar más datos sobre lo sucedido, «ya que existe una investigación en curso».
Sobre el atrevido robo flotan muchos interrogantes. En primer lugar, cómo fue posible que los cacos no se toparan con ningún empleado de seguridad o mantenimiento en el largo camino que tomaron por la galería; casi dos kilómetros, si se toma en cuenta que debieron realizar un viaje de ida y otro de vuelta. Los túneles del metro suelen ser sometidos a intensas labores de reparación y limpieza todas las noches, por lo que la presencia de trabajadores, además de vigilantes, es constante. Asimismo, falta esclarecer la cantidad a la que ascendió el botín. Algunas fuentes apuntan que las máquinas expendedoras pueden almacenar más de 1.000 billetes, que son introducidos por los usuarios. Además, según estas mismas fuentes, en el interior de las ‘meats’ hay un juego de llaves de la estación, que pudo caer en manos del grupo.
A raíz de los últimos robos, Metro Bilbao «ha redoblado las precauciones». En diversas comunicaciones internas ha pedido a las personas encargadas de manipular las expendedoras que se aseguren de cerrar bien los cajetines. Asimismo, se ha procedido a «intensificar la comprobación de alarmas». Sin embargo, fuentes sindicales no dudan en relacionar los últimos incidentes con «los recortes» de personal que atribuyen a la dirección.
http://www.elcorreo.com/vizcaya/20110512/local/saqueadores-metro-201105120958.html